Ya en el siglo XX, la comercialización de la
música estimuló la formación de clases diferenciadas de oyentes, y los públicos
se volvieron cada vez menos cultivados. Comenzó a componerse música de
diferentes estilos según el público a quien estuviera destinada y según la
demanda existente.Dado que es más redituable producir música fácil, que pagar a
músicos profesionales ya sea para componer o para interpretar la música de
calidad, la industria musical favoreció la aparición de un producto menos
elaborado, de contenidos vacuos e insulsos, que resultara más rentable para los
intereses comerciales.Esto determinó, por una parte, los mitos que rodean a la
música culta: que es elitista, aburrida, incomprensible, cara e inabordable; y
por otra, el falso prestigio atribuido a la música comercial, artificialmente
creado en razón de las fabulosas cifras que reditúa a las industrias
discográficas.
La vida musical, en la
actualidad, ha llegado a ser controlada por profanos, por negociantes astutos
para quienes la música es, más que un arte, un bien de consumo como cualquier
otro.
La industria musical se
encuentra en manos de un grupo de controladores que se ha atribuido la facultad
de fijar las normas de la “buena música” y de decidir lo que le conviene al
público, imponiendo, en nombre de un pensamiento o “gusto superior”, lo que la
mayoría debe escuchar.
la «popularidad» de la música popular puede
ser tomada como una medida del equilibrio del poder social
Debido a los avances científicos y tecnológicos, a la
gran disponibilidad de grabaciones y a la abundancia de medios de comunicación
masiva, la música ha abandonado las salas de concierto para pasar a formar
parte de la vida diaria.
Las grandes compañías discográficas, dada la
lógica y dinámica que presenta la industria de la música, se centran
principalmente en el lanzamiento, promoción y distribución de un limitado
número de productos musicales a escala global sobre los que concentran sus
mayores ingresos, lo cual tiende indefectiblemente hacia la homogeneización de
los mercados musicales en los que predominan productos con características muy
similares.
prensa especializada,
Según Victoria Novelo, las prácticas
culturales de los diferentes sectores sociales conviven en planos de asimetría,
en parte porque ocupan un lugar subordinado en la jerarquía de bienes
culturales
Según la teoría Crítica La Audiencia es
cosificada, se le Crean Necesidades y Consumidores. El Consumo de masas busca
modificar los Comportamientos de la audiencia, unificándolos Para Que Todos
actúen del Mismo Modo La Razón Por la cual los individuos, En Este Caso La
Audiencia, ha perdido el SENTIDO crítico, la espontaneidad, la individualidad y
la imaginación Es por Los Medios de Comunicación Y Porque se acostumbraron Que
Todo se lo den, el pecado opiniones Dar, ni criticas.
Lo único Que Hacen Las masas es Trabajar para
Consumir.
: Los Medios de Comunicación determinan Qué
es Lo que sé debe hacer con El Tiempo, ir a cine, a bailar, escuchar música Un
tipo de Determinado, etc. Las audiencias imitan Que Todo Lo venta en Los Medios
de Comunicación.
La M.E (Música
Electrónica), al igual que la música comercial es un producto industrial que
únicamente persigue la complacencia de las demandas del mercado.
La M.E de consumo masivo es uno de los instrumentos de
persuasión oculta más eficiente. Es monótona y con un bajo rítmico acompañado
de escasos acordes que se repiten de principio a fin. Sus ritmos perpetuos
producen frecuentemente una excitación corporal que puede llegar hasta la
embriaguez, provocando un desdoblamiento de la personalidad (sin la
validez social que esto aporta a la ritualística).
La personalidad se transforma y se mimetiza con la de
los compañeros y la de los espectadores, y en consecuencia, el individuo se
convierte en un simple elemento de una entidad colectiva; en una partícula de
una multitud en estado de embriaguez.
Esta "música" convierte a
los oyentes que se prestan a ello, a los jóvenes principalmente, en autómatas,
porque en ese momento se paraliza el proceso mental de la conciencia.
La conversión del talento hacia el
producto acaba con la creatividad del artista, supeditándola a lo que es moda,
haciendo que lo artístico muera y lo prefabricado mande en la cultura popular.
Nadie se salva de esta
banalización y lo más triste es que cada día crece esta tendencia.
La crítica especializada, en los últimos
años, se ha convertido en el único medidor de un trabajo bien hecho o no. Sin
presiones en la mayoría de los casos, ha encontrado en Internet la vía para
presentar batalla al mercado de la música.
La música progresivamente ha ido en desevolución desde las últimas décadas:
1.-Melodias pegadizas (mientras más fácil
y simple, más sencillo será recordarla)
2.-Armonia pobre, limitada, privada e
insuficiente para que no intervenga con el objetivo principal, el cual es
vender.
3.-Ritmo monótono, regular, uniforme, igual, invariable, insistente,
constante, aburrido, rutinario, latoso y pesado
4.-Letras que se
amolden a la tendencia que predomine según la fecha, sus temas hablan por lo
general de sexo, directa o indirectamente.
5.-Pulso medido y
calculado para bailar, 130-140 beats por minuto es lo más ideal para los
humanos (173.6 cm, 70.8 kg, bípedos)
6.-Compas simple
para incentivar masas a bailar, 4/4, por ser el hecho de los humanos ser
bípedos, es el que más se adapta para danzar.
Antes de producto hubo y hay artista. Todos ellos crecieron produciendo música no orientada a
la radiofórmula.